viernes, 21 de septiembre de 2018

Reseña: En el camino, de Jack Kerouac. (Sin spoilers)

¡Hola de nuevo, lectores! Como cada semana aquí os vengo con un título de mi biblioteca personal. En este caso se trata de “En el camino” (“On the road” en original) de Jack Kerouac, al que le he puesto 4 estrellas en goodreads. Si queréis saber el motivo de tan alta nota poneos cómodos porque ¡empezamos!


En el camino es un libro de culto adorado por la generación Beat. La cual, para aquellos que no la conozcáis, se da en Estados Unidos en la época de los 50, y rompe con los valores patrióticos clásicos. También hacen gran uso de las drogas, la libertad sexual, y sienten una gran atracción por la filosofía oriental. Muchos escritores de la época han escrito sobre esta forma de vida. Incluso hay listas por internet sobre obras de la generación beat entre las que figura nuestro elegido. Yo he de confesar que solo me he leído esta, pero como siempre digo, si os interesa puedo investigar sobre el tema y traer alguna más, que seguro que resulta interesante compararlas.

Este llegó a mí de casualidad, porque vi a alguien con él en el tren (si os encontráis a una tipa que os mira fijamente mientras vais en transporte público, soy yo. Pero no temáis, no quiero nada de vosotros, tan solo actúo tan raro porque intento descubrir qué estáis leyendo con mi vista de topo. Así que si sois tan amables, poned en vertical el ejemplar que de esta manera me entero de cual es en un minutín, y ya os dejo en paz), y me puse a investigar sobre él. Después de ver de qué iba, me lo compré y se convirtió en mi compañero de viajes.


Para aquellos que no me conozcáis demasiado os aclaro que siempre tengo libros para todo. Predomina aquel con el que esté en esos momentos, pero también el que siempre llevo para el trayecto cuando voy a algún lado, el temático del lugar al que voy (tengo uno de magos londinenses que os va a encantar. Intentaré hacer la reseña este año (y no, no se trata de Harry Potter)), etc. Por ello, puedo tirarme años con una lectura, como fue el caso de este, pero eso no significa que no me haya gustado, sino que he tenido menos momentos para leerlo.

En el caso de en el camino he tardado la friolera de 4 años en leerlo, pero aun así lo recomiendo encarecidamente, porque es una historia fascinante. Os la empezaré a contar desde el principio.

Esta obra es lo que se llama un own voice, es decir, es una experiencia que el propio autor ha vivido. Por lo que, los personajes incluidos él y sus amigos, son ellos mismos pero con nombres ficticios para salvaguardar la privacidad.

Ahí descubrimos que nuestro protagonista y narrador, Sal Paradise, y su inseparable amigo Dean Moriarty (con esos apodos le van a acabar acusando de plagio, señor Kerouac), se reúnen cada poco para recorrerse EEUU de cabo a rabo. Salen de Nueva York, donde Sal trabaja y tiene su vida, y van por Nueva Orleans, San Francisco (o “Frisco” como ellos lo llaman), Mexico, Chicago, etc. Todo esto en un coche destartalado porque la carretera “les llama”, y cuando se quedan sin dinero, se las apañan haciendo autostop, y trabajando unos días en cualquier cosa que encuentren.

Como diría Jake Pritchett "No lo llames Frisco. Lo odian"

Esta locura la hacen varias veces, siempre ellos dos junto con demás amigos, amantes, esposas, ex esposas, etc. y es que el frenesí que se traen no es normal. Sal, es literario por lo que piensa las cosas con más profundidad, pero Dean es para echarle de comer a parte.

Básicamente su vida es un desastre. Es de estas personas que, como se suele decir “lo sueñan por la noche y lo cuentan por la mañana”. Vamos que es un fantasioso de cuidado. Él siempre va a tener una vida idílica. Un cuento de hadas donde todos sus problemas se solucionarán, encontrará a su padre desaparecido (lo buscan durante una buena temporada), arreglará los problemas con sus ex esposas, y sus hijos, a los que alimentará con un trabajazo que conseguirá en bla bla bla bla.

He de decir que a mi Dean no me cae especialmente bien, dado que esta clase de personas me resultan muy plomizas, pero Sal, que le ADORA, lo aguanta de buena gana, así que no nos queda otra que hacer lo propio.

Un pequeño esquema de sus paradas.

Con esto vemos que los personajes son muy profundos. El libro en sí es un continuo viaje donde vamos viendo esta clase de pensamientos y evolución de los mismos, creando en sí un pensamiento tan reflexivo, y las consecuencias que acarrean, que te acaban dando que pensar.

Sal, mismamente, va viendo la vida de diferente manera en cada aventura. Si es verdad que es bastante salvaje y le van los palos que le da la carretera, pero sabe razonar elocuentemente. No es un ciego que se deja guiar por el soñador. Nuestro protagonista, por mucho cariño que le tenga, es plenamente consciente de que las fantasmadas de Dean solo van a peor, y lo que antes le hacía gracia a todo el mundo ahora esas mismas personas se apartan pues está pasando de ser un soñador a un desgraciado extraviado. Él medita como este problema está cambiando las cosas, pero aun así sigue a su lado, a pesar de saber cómo es, por ese extraño magnetismo que funciona entre ellos.


Como ya he dicho, esta experiencia fue real (que como dato curioso, el autor necesitaba emborracharse muchísimo (y a saber que más tomaba) para poder escribir la novela y plasmar certeramente todo lo vivido en aquella época), y estoy completamente segura de que esta obra fue creada en parte, por la añoranza que siente este, hacia su querido Dean Moriarty. No puedo contaros más acerca del tema, pero si leéis sus páginas descubriréis este encarecido afecto hacia su compañero, el cual va quemándose poco a poco en su propia miseria.

Después, y a modo más superficial, hay que destacar que sus historias son de locura. Fiestas continúas, drogas, alcohol, coches, carreteras de segunda, autoinvitaciones a casas de extraños, etc. En el camino nos muestra con estas interacciones la América profunda, esa que queda ensombrecida tras la continua atención que reciben los luminosos rascacielos de Nueva York de los que Sal escapa continuamente para vivir sus odiseas.


Por eso, si queréis leer algo que no os deje indiferente. Unas páginas que os conduzcan a los callejones y antros más malsanos de Norteamérica, de la mano de un erudito que profundiza sobre lo que ve con una labia impresionante. Este es vuestro libro. Por mi parte hará la parada definitiva después de tantos kilómetros a cuestas en mi librero. Que ya le toca descansar.

Nos vemos en la siguiente entrega, lectores. Hasta entonces sed buenos, leed mucho, y lanzaos a alguna aventura, ya que como afirman nuestros chicos “la carretera es la vida”.

Con cariño.

La bibliotecaria de Dunwich

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