miércoles, 13 de marzo de 2019

Reseña: Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.

¡Hola de nuevo, lectores! Una vez más por aquí me tenéis de la mano de una de mis últimas lecturas. En esta ocasión os traigo “Fahrenheit 451”, del célebre autor Ray Bradbury, a la que le he puesto 5 estrellazas en Goodreads. Si queréis saber los motivos que me han llevado a darle tan alta nota poneos cómodos porque ¡empezamos!


Yo tengo esta edición de bolsillo pero las hay hasta con páginas calcinadas y todo.

El pretexto por el que decidí leer este título fue bien simple. Necesitaba algo corto para entretenerme en el tren que no me llevase mucho tiempo ya que en unos días me marcho a Japón y quería ir libre de lecturas (siempre es buen momento para presumir de viaje), así que rescaté de mi estantería Fahrenheit, y me puse a descubrir a que venía tanta fama. Obviamente quedó totalmente demostrado su éxito pues me fascinó desde la primera página.

La compleja trama de Fahrenheit 451 se desarrolla en un mundo futurista donde los libros están prohibidos. Los bomberos son los encargados de eliminarlos con fuego cuando alguien les da el aviso de que en alguna casa aún existen estos escasos ejemplares. Es más, su título, Fahrenheit 451, hace referencia a la temperatura con la que el papel se inflama y arde.

Si véis a una chica en el tren viviéndolo todo con un libro en las manos seguramente sea yo. En tal caso saludadme para que pueda quedarme con cara de boba pensando de qué me conocéis.

Este hecho es dado porque la sociedad del momento tiene como fin último la felicidad y, según ellos, las lecturas no traen más que desdichas. El sentirse inferior a las personas cultivadas, la diferencia de preparación entre los distintos individuos, y la frustración que evoca el que se utilicen términos que no se conocen, hicieron que las obras textuales, y las profesiones que las rodean, fueran vistas como algo peligroso que se ha de erradicar. Pensaron que, siendo todos iguales a nivel intelectual, se conseguiría una comunidad más unitaria y feliz. De ahí dicha persecución a las novelas y sus custodios.

La actividad de los bomberos era como un show en sí para la gente así que me los imagino todos teatreros chillando "¡Muerte a la cultura!" mientras rocían los libros con llamas.

Con esto en mente podemos conocer a nuestro protagonista. Guy Montag. Un bombero que disfruta quemando cosas hasta que una vecina adolescente le plantea una serie de preguntas inquietantes entre la que se encuentra la siguiente: “¿No es cierto que los bomberos antes apagaban fuegos en vez de provocarlos?”.

Montag no sabe responderle y he aquí el quid de la cuestión, la gente tiene olvidada toda la historia y su desarrollo hasta su momento. Estos viven pegados al televisor (o televisores), el cual ocupa la pared entera y tiene la función de interactuar con el individuo. Es tal el grado de inmersión que hasta llaman “Familia” a las personas que aparecen en la emisión.

Un ejemplo de esto es la esposa de Montag, Mildred. Ella está completamente absorbida por los programas que visualiza. Siempre está pensando en que necesita una cuarta pared con dicho contenido para tener al completo la sala de estar, y no es capaz de mantener una conversación decente sin que gire en torno a su “familia”.

Hay incluso una escena donde, estando enfermo, Montag le pide a su esposa que apague el televisor y ella le responde que como va a apagar a la familia. Montag desesperado le pide que baje al menos el volumen a lo que ella va a hacer como que lo baja pero lo deja igual. Me pasa a mí eso y al día siguiente ya no me tiene en casa.

Con todo esto Montag sufre alguna experiencia traumática que le hace plantearse las cosas a un nivel profundo, llegando a vislumbrar el cómo están montadas, y comienza su propio camino guardándose algún que otro tomo de los que queman.

Él era bastante discreto en comparación con lo que hubiese robado yo.

A partir de aquí os podéis imaginar cómo se desarrollan las cosas. No expondré nada más para no estropearos el final, pero si he de decir que me han sorprendido varios puntos de Fahrenheit. Primero lo bien que está hilado. Segundo sus increíbles referencias filosóficas, de las cuales podría hablar durante páginas enteras. Y tercero el hecho de no crear el cambio a través de un solo libro sino del significado generativo de los mismos, creando con ello una crítica social fuerte, la cual podría verse reflejada atemporalmente en su justa interpretación.

Por todo esto y mucho más he decidido darle 5 estrellas, ya que, aunque no sea del todo objetiva dado que a mí la televisión no me agrada en absoluto. (Veo series y películas no me malinterpretéis. Lo que no pongo ni por recomendación es la programación regular ni en mi casa, ni en la de mis padres, los cuales están hartos de que les apague el televisor y les esconda el mando a distancia).

Aunque leáis estas cosas sobre mí, no os penséis que tengo 5 años. Soy una persona adulta (al menos en apariencia).

En definitiva creo que Fahrenheit 451 es un título de lectura obligada para poder ver como los valores fundamentales se van perdiendo en el momento en que nos enfrascamos de lleno en el entretenimiento pasivo.

Eso es todo por hoy. Como última recomendación diré que si os gusta esta clase de temas también podéis leer “Homo videns: la sociedad teledirigida” de Giovanni Sartori. Hace años hice un trabajo sobre él que me ha recordado muchísimo a esta novela. No os va a defraudar.

Nos vemos en la siguiente reseña, lectores. Hasta entonces sed buenos y leed mucho.

Con cariño.

La bibliotecaria de Dunwich.



Esto continúa completándose. Hay algunas casillas que no tengo ni idea de como voy a tacharlas pero de momento voy a buen ritmo.


miércoles, 6 de marzo de 2019

Reseña: Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro

¡Hola de nuevo, lectores! Sé que he andado un poco desaparecida pero por aquí me tenéis de nuevo con una de mis últimas lecturas. Esta es la de “Nunca me abandones” (“Never let me go” en original) del autor Kazuo Ishiguro, a la que le he puesto 4 estrellas bien merecidas en Goodreads. Como siempre digo si queréis saber lo que me ha parecido en profundidad poneos cómodos porque ¡empezamos!



Bien pues, para empezar, comenzaré explicando el hecho de que este título llegó a mi conocimiento por pura casualidad. Estaba leyendo un tweet sobre novelas distópicas que podrían desarrollarse en el mundo actual, y la única que no conocía era esta así que me dio por buscarla y, como su contenido me resultó atrayente, fui a buscar un ejemplar a una librería cercana.

Fue gracioso pues no llegué a hacerme con él inmediatamente, ya que la dependienta me informó que lo acababan de comprar para regalármelo (crecer en villas pequeñas es lo que tiene).

Luego, yo que disimulo a lo Phoebe totalmente, imaginaos el show que armo para enterarme de quien fue sin que se me note que lo se todo (aclaración: nunca lo consigo).

Estropeada pues la sorpresa esperé por él y, en cuanto tuve un ratejo en un viaje largo, me lo leí casi del tirón.

Su argumento en general tiene una fórmula muy sencilla y eficaz. Un grupo de niños son criados en una especie de institución como si fuera un internado donde reciben clases, realizan trabajos creativos, etc. En este caso se trata de un centro denominado Hailsham, el cual, descubriremos después, es algo diferente a los de su estilo por diversos motivos.

En él podemos encontrarnos con nuestra protagonista Kath, y a sus amigos. Los más importantes serán Ruth y Tommy, pero hay unos cuantos por ahí que tienen su momento de protagonismo.

Todos ellos viven en Hailsham y crecen con normalidad como cualquier chico o chica de su edad, menos en ciertos aspectos que difieren de la ordinariez.

Para empezar sus profesores (o guardianes) les explican que, como son especiales, tienen que cuidar mucho cuerpo. Este punto es vital para ellos hasta el hecho de que los libros prohibidos en el recinto son aquellos en los que la gente fuma, bebe, etc. A los alumnos se les explica en todo momento que estos actos son muy perjudiciales y, como en el futuro van a realizar donaciones, deben de tener cuidado, una vez que salgan de allí, de no contraer enfermedades ni acercarse a esos vicios.

Sí, habéis leído bien. La palabra donaciones está redactada en el párrafo anterior. Los menores en todo momento saben que se les prepara para que en el futuro sean donantes de órganos. Ese es su fin en la vida para cuando crezcan lo suficiente. Estos harán extracciones regularmente hasta que “completen” como lo llaman ellos. Es decir, hasta que se mueran.

Yo andaba tal que así en el tren mientras iba descubriendo lo que les aguardaba.

Permitidme aquí frenar la trama general para exponer este tema en concreto con más detalle y hacer con ello que nadie se pierda.

El curso de vida de estos muchachos va dirigido de esta forma. Están en el colegio hasta que se gradúan. Luego van a las cottages, las cuales son unas casas en las que los agrupan para formarlos hasta que pasan a ser “cuidadores”. Estos cuidadores lo que hacen es tener donantes a su cargo e ir guiándolos en el proceso de las extracciones hasta que completan (osea que entre ellos mismos han de cuidarse). Eso es así hasta que reciben una carta de que deben convertirse en donantes y ahí es cuando ya cierran el ciclo.

Es decir, estos chicos conocen lo que van a hacer desde que tienen uso de razón. Crecen con ello. Luego ven como otros sufren lo que van a padecer ellos más tarde. Y lo ven completamente normal.

Por más que intentaba entender su punto de vista mi pensamiento siempre era el de: "Pero ¿estos chicos no se dan cuenta de que los quieren simplemente para hacerles picadillo? ¡Si lo están viendo con sus propios ojos! ¡Reaccionad ya!".

Esto es lo que más me ha chocado de todo este asunto, y por lo que creo que el libro es fascinante, ya que el autor nos enseña a través de los docentes el que el hecho de cómo contar las cosas ayuda mucho más que ocultarlas.

Como diría una de sus profesoras, la cual acaba fuera del cuadro debido a que se saltaba el protocolo al intentar abrir los ojos de sus pupilos; "No es lo que os cuentan, o lo que no os cuentan, sino la manera en lo que lo hacen” (no lo he citado literal pero ese era el contexto de su afirmación). Lo que ella nos quiere hacer ver es que los maestros tratan estos temas con naturalidad cuando el alumno es demasiado pequeño para asimilar las cosas, así van añadiendo información poco a poco, para que se vaya interiorizando y, gracias al aislamiento que sufren, puedan acabar viéndolo como lo más normal del mundo.

En todo el libro esperé sin éxito que alguno hiciese un Forrest yéndose de ahí como alma que lleva el diablo.

Este método es tan efectivo que, cuando alguien “completa” en la segunda extracción porque algo sale mal, o porque simplemente su cuerpo no lo aguanta, les afecta porque ha sido una especie de desperdicio. Para ellos el ser buen donante es algo positivo de lo que sentirse orgullosos.

Y con esto es con lo que llegamos al meollo de la trama, la cual no voy a destripar por completo para no fastidiaros el libro (o película que también la hay) por completo. Tan solo decir que temas tan profundos como la igualdad, las ayudas artificiales, y el manejo de los sentimientos ante la normalidad de esta situación, hacen que esta novela sea totalmente imprescindible en nuestras lecturas.

A mí por lo menos me ha encantado casi toda ella. Si he de dar una pincelada negativa no ahondaré en su redacción, de la que algunos lectores se quejan por ser algo errática. En este punto creo que es una buena exposición ya que luego va encajando todo como si de un puzzle se tratase. Mi peor impresión viene dada de la mano de su final, el cual me parece que tiene cosas un poco forzadas para poder cerrar su desenlace correctamente.

Fuera de esto el resto no tiene tacha, incluso mi crítica podría considerarse una mera anécdota, así que, si os gustan esta clase de distopías, o si sentís curiosidad por esta clase de temas, dadle una oportunidad a “Nunca me abandones”. Es una de esas historias que no se olvidan tan fácilmente.

Por mi parte nada más, lectores. Volveré con nuevas reseñas pronto. Hasta entonces sed buenos y leed mucho.

Se despide con cariño.

La bibliotecaria de Dunwich.

Empecé muy fuerte pero algunas casillas son complicadas. Espero que no me cueste terminarlo.