martes, 28 de noviembre de 2017

Reseña: "They both die at the end" de Adam Silvera (Sin spoilers).

¡Hola de nuevo, lectores! Aquí estoy una vez más para traeros “They both die at the end” de Adam Silvera, una de mis últimas lecturas, y a la que le he puesto cinco estrellazas en Goodreads. Si queréis saber el porqué de esta notaza, poneos cómodos porque, ¡comenzamos!

Aviso: Aunque la reseña será sin spoilers, tengo que comentar que este libro solo se encuentra disponible en inglés (al menos de momento). Es un inglés intermedio, puesto que, sobre todo en Rufus, hay expresiones, y maneras de hablar poco estandarizadas. A pesar de esto, insisto en que, si os gusta lo que os voy a exponer a continuación, intentéis darle una oportunidad, ya que creo que será completamente beneficioso para vosotros en todos los sentidos.


La historia de “They both die at the end” trata sobre dos chicos adolescentes, llamados Mateo, y Rufus, que saben que van a morir en el transcurso de las 24 horas siguientes, aunque no tienen ni idea de a qué hora será exactamente, ni de cómo va a suceder, por lo que la intriga de estas dos incógnitas nos acompañará durante toda la novela.

Esto se debe a que, el mundo en el que está ambientada la trama, tiene un toque futurista en el sentido en que te mandan un aviso al móvil el día que vas a morir, para que seas conocedor de tu destino. Cabe destacar que esta clase de servicio nunca se equivoca y es irrevocable, así que, hagas lo que hagas, no podrás burlar a la muerte por mucho que te envuelvas en plástico de burbujas y te quedes todo el día encerrado en una habitación acolchada (idea propia de la seguridad para un día como ese, no me juzguéis demasiado por ella).


Siguiendo con esta temática, era de imaginar que si existe un aviso que te anuncia tu final, también habrá mil anexos a este hecho, como una aplicación que te ayuda a encontrar descuentos en restaurantes, lugares de ocio, etc., y actividades especiales para los "Deckers" (así es como son llamados los que pasan su último día).

Además, por supuesto, hay una gran red de contactos, donde puedes encontrar a tu “last friend” para no tener que pasar el día solo, y tener a alguien de tu misma condición al lado en estas horas tan difíciles.

En este punto cabe decir, que este aspecto me pareció bastante “realista”, dentro siempre de la fantasía que plantea el argumento, ya que mucha gente aprovecha estas aplicaciones para engañar, estafar, o cosas peores, a las personas que están pasando por un momento tan delicado como este.


Nuestros dos protagonistas, se conocen a través de esta App, y por suerte para ellos, no acabaron quedando con ningún asesino en serie, ni nada por el estilo. Mateo Torrez, es un adolescente sensible, y algo introvertido, con un pasado trágico a sus espaldas. El chico vive solo. Su madre murió, y su padre está en coma desde hace algún tiempo. Sus relaciones sociales giran en torno a su mejor amiga Lidia, que para seguir con el drama, es una joven madre soltera, que, después de haber perdido a su novio en un accidente de coche antes de que su hija naciera, tiene que hacerse cargo ella sola, junto con la ayuda de su abuela, de su temprana maternidad (para más información, decir que Mateo es el padrino de la criatura, y lo tiene muy en cuenta a la hora de pensar que se va a perder toda la vida que le queda por delante a su ahijada).


Rufus Emeterio, por el contrario, es más abierto y callejero, pero esto no impide que tenga unas penurias semejantes a las de Mateo. El muchacho perdió a toda su familia en un accidente de coche, por lo que pasa de una casa de acogida en otra, mientras él y sus amigos huérfanos, denominados: “Los plutos”, van de un lado a otro, haciendo un poco el gamberro.

Una vez conocidos a los dos protagonistas, he de decir que, aunque sean claramente diferentes, el autor ha sabido compenetrarlos muy bien, sin que la amistad resulte forzada en ningún momento. En vez de presentarnos dos personajes unidimensionales que se rigen por un valor concreto, Adam Silvera ha conseguido darles unos matices tan naturales, que te das cuenta de que dos personas tan opuestas, pueden complementarse, y darse todo el apoyo del mundo, en un día tan fatídico para ellos.

Y es que de eso va la trama en general. Durante el libro, vamos viendo a través de capítulos dedicados a cada uno de ellos (entrelazados también por los de  personas secundarias para entremezclar las circunstancias), como Mateo y Rufus deciden pasar su último día como buenamente pueden, uno al lado del otro.

Sobra decir que, en estas horas, les ocurre absolutamente de todo. Desde diversión, hasta unas cuantas sorpresas que no dejarán indiferente a nadie en torno a lo que les depara el destino a estos dos adolescentes.


Para mí, en particular, ha sido una historia durísima de leer, puesto que he empatizado con ambos desde el primer momento (muchas veces he deseado que me cayesen mal, como otros principales a los que no puedo ni ver delante, para que me resultase más fácil la lectura, pero no hubo manera), y he de decir que el modo en que acaba todo aún sigue tocándome la patata, después de haberla terminado hace semanas.

Con estos datos que os he expuesto, os podéis imaginar qué clase de cuestiones se abordan en estas páginas, pero para esclarecerlas un poco más, os explicaré que, aparte de que la historia es sumamente entretenida, ya que, aunque podría tratarse de una aventura adolescente sin más, tiene el acento de que la muerte les está pisando los talones, cabe decir que este mismo hecho hace que los protagonistas se hagan preguntas tan profundas y trascendentales sobre que habrá después de la muerte, si lo hay. Si el hecho de estar pasando sus últimas horas juntos conducirá a que uno muera por culpa del otro, o de como estando los dos en la misma situación podría afectarles a los de su alrededor, el hecho de que ocurra algo “por su culpa”.


Como podéis ver hay demasiados entresijos en esta novela para que la dejéis escapar, por ello yo os la recomiendo encarecidamente (sobre todo ahora al descubrir que no es muy famosa que se diga, sabe dios porqué, con la de obras menos merecidas que hay con exitazos mayores), para que paséis un mal rato acompañados por los dos grandes chicos que conforman esta entrañable historia. Yo por mi parte, he de decir que tengo otro libro del mismo autor, pero, como necesito desconectar de tanto dramón, os lo traeré más adelante.

Hasta entonces me despido. Sed buenos y leed mucho.

Os espera en la próxima entrada.

La bibliotecaria de Dunwich

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