martes, 5 de diciembre de 2017

Entrada especial: 5 consejos para mejorar tu nivel de escritura.

¡Hola de nuevo, lectores! Hoy, en vez de traeros la habitual reseña de turno (de las cuales, sea ya dicho, no creo que haga más hasta el año que viene, ya que estamos en Diciembre y toca, por tanto, hacer las entradas de los mejores y peores libros del año), he decidido aprovechar este post para daros unos cuantos consejillos de escritura, que creo que os van a venir muy bien, tanto si os dedicáis a crear vuestras propias historias, como para aquellos ensayos que os toca realizar para el trabajo, o las clases.

La idea de crear esta entrada fue debida a que, como muchos ya sabéis, he formado parte de un jurado literario, por lo que he tenido que leerme muchos relatos de escritores maravillosos, que me han hecho darme cuenta del enorme talento que tenemos aún por descubrir.

A pesar de que no tengo queja alguna sobre las tramas amateur que he leído (no seré yo la que le ponga puntilla a alguien que está empezando con toda la ilusión del mundo) al estar por primera vez al otro lado me ha hecho darme cuenta de los típicos fallos que suelen cometerse a la hora de redactar uno mismo su propia historia, sin tener a nadie detrás para que te corrija. Por eso, con toda la humildad por delante (soy consciente de que yo también cometo errores, y soy la primera en señalarlos) os traigo: ¡Los 5 mejores consejos para mejorar tu nivel de escritura!

1º) La persona. 

A la hora en que nos ponemos a escribir, no solo debemos tener en cuenta aquello que vamos a contar, sino el COMO lo vamos a contar. El escoger entre una primera persona, o una tercera, como narrador de las vivencias, es FUNDAMENTAL para crear la estructura de nuestro escrito.

Sé que puede parecer algo totalmente aceptado, pero os sorprendería saber la de textos que me he encontrado en los que saltaban de una persona a otra, haciendo que la redacción quedase totalmente desequilibrada. Esto, por raro que parezca, suele ser bastante común, ya que si no ordenamos bien el estilo, puede ir saliéndonos el contenido de diferentes formas, creando con ello, una estructura que no pueda sostener la historia, por el hecho de estar erráticamente expuesta.

Para esto, yo os aconsejo pensar, antes si quiera de ponerse a escribir, de qué manera queréis exponer los datos (teniendo en cuenta por ejemplo, que la tercera persona te da más libertad, pero la primera es más personal), y seguir con ese estilo desde el principio hasta el final.

Aporte extra: Lo mismo, claro está, para los signos que utilicéis para los guiones, el entrecomillado, etc. pero de eso os hablaré más adelante, así que mejor que pasemos al siguiente punto.


2º) La coherencia.

En este apartado también me quiero centrar bastante, porque es otro que baja la calidad del documento de una manera alarmante. Estoy de acuerdo en que a todos nos gusta resaltar nuestras palabras, por lo que solemos utilizar un lenguaje más culto, lleno de detalles, y matices.

Hasta aquí lo veo todo maravilloso, ya que yo soy la reina de las expresiones complejas, y los párrafos recargados, pero por favor, aseguraos de que eso tan estético que estéis diciendo TENGA SENTIDO. Porque, otra vez, aunque os cueste creerlo, hay muchísimas veces en que, en estas frases, se muestran unas contradicciones que te hacen parar de inmediato la lectura para saber si lo que estás leyendo está realmente ahí escrito.

Me hago cargo de que a todos nos encanta exponer, por ejemplo: “Luces en la oscuridad alumbraban con desdén el misterioso lago que se encontraba entre bla bla bla”, pero si me ponéis “Era un sonido prominente, MUDO, bla bla bla”, o “Pasaba desapercibido por estar en la lejanía…. Sintiendo su retumbe EN LA BOCA DE MI ESTÓMAGO, pues como que se carga completamente toda la ambientación que se ha creado.

A mi parecer, es mejor que los párrafos sean más sencillos, y que así tengan su coherencia, que estos desbarajustes que hacen perder toda la credibilidad posible, otorgada por sus líneas.

3º) La repetición de palabras.

Otro punto importante que hace deslucir a vuestros relatos, es la excesiva utilización de una misma palabra en todo el texto. Si bien es verdad que el uso de algunos vocablos es fundamental para exponer con detalle lo que se dice, e incluso, el hecho de ponerlos seguidos da un énfasis muy interesante,  (ejemplo: “El miedo. Ese miedo que te envuelve bla bla bla”), no queda tan estilístico sin embargo, si lo utilizáis al libre albedrío porque no se os ocurren más palabras del estilo.

Hacedme caso, aunque a Sabina le haya ido muy bien con la palabra “ruido”, a la redacción no le aporta ningún beneficio que repitamos lo mismo una y otra vez. Recuerdo que, en concreto, uno de los textos exponía tantas veces el término “orden”, que yo creo que si llego a utilizar el buscador de palabras, me queda todo resaltado en amarillo.


Este hecho, es absolutamente fundamental que lo tengáis en cuenta a la hora de escribir, ya que es muy fácil que se nos cuelen varias expresiones idénticas en muy poco espacio.

Para ello, os aconsejo que estéis al tanto, y cuando os deis cuenta de que estáis usando mucho una definición, la busquéis en el texto (“control+f” para open office, y “control+b” para Word), para comprobar que no la estáis usando demasiado.

Otro método es pasarle el relato a alguien para que le eche un vistazo. Normalmente la gente externa a la creación del documento suele tener más capacidad para percibir estas cosas, dado que como no conocen el contenido, lo miran todo más detalladamente.

4º) La puntuación.

Este, a pesar de ser un aspecto de menor importancia, ya que no resalta tanto a la vista como los demás puntos expuestos con anterioridad, puede llegar a ser también un gran problema. Sobre todo por dos razones adyacentes a su utilización.

4.1) La variación de su uso dentro del mismo texto.

Como ya dije en el apartado uno, el hecho de que cambiéis de estilo dentro del propio trabajo desconcierta al lector, haciendo que se desvincule de la historia para centrar su atención en la nueva manera de narrar que tiene el escritor.

Esto también puede aplicarse a la puntuación, por supuesto. En mis lecturas he visto como la gente cambiaba el guion típico que se pone cuando una persona habla, por comillas, y luego por la cursiva, en unas pocas hojas. En este aspecto, como existen varios estilos de escritura, no se podría decir que esté mal redactado por esa parte, ya que serían totalmente válidas las tres formas, sino que el hecho de pasar de una a otra, indistintamente, es lo que sería erróneo en este caso. Al igual que en el punto número uno, mi consejo para apaliar este fallo es que, antes de escribir, os decantéis por un estilo, y os centréis en él durante toda la obra.

4.2) La falta/ la mala utilización de los signos de puntuación.

Este es el más común, y el que más variaciones tiene dentro de los apartados nombrados. Lo que más se repite es la ausencia de comas (o la utilización de esta en vez del punto correspondiente), pero también me he encontrado con una mala guionización en los diálogos, utilizaciones del punto y coma cuando no se debe, etc.

Mi aporte para este desacierto es que reviséis bien el texto (sobre todo cuando ponéis varios adjetivos que siempre os suele fallar la coma entre el penúltimo y la “y” que da paso al final (Ejemplo: “Era suave, blando, y azulado”)), leyéndolo tal cual lo habéis escrito (que somos muy de poner las pausas mentalmente, aunque no estén marcadas).


5º) La revisión. 

He dejado lo más grave para el final, puesto que, lo que yo creía fundamental a la hora de elaborar cualquier escrito, suele brillar por su ausencia, en más de la mitad de los textos que he leído.

Soy consciente de que rellenar una hoja en blanco es algo muy duro. Este proceso lleva una concentración y un agotamiento mental que muy pocos de los que están fuera del mundo literario, conocen. Por ello, cuando finalizamos la escritura, la dejamos a un lado, satisfechos, y cansados, creyendo haber acabado con todo el trabajo. Siento desilusionaros pero esto no es así.

Nuestra manera de redactar, aunque creamos que haya sido buena, ha de ser releída por nosotros mismos, al menos una vez, para ser pulida de las típicas imperfecciones, como son las palabras que se quedan sueltas al haber cambiado de idea sobre la marcha, faltas, mal borrado, puntuaciones, etc.



Yo normalmente reviso mis reseñas, que son como quien dice “de andar por casa”, unas 3 veces. Una cuando acabo de escribirla, otra pasadas unas horas, y finalmente cuando la subo.

Para mis relatos la cosa cambia. A parte de revisarlos yo misma, se los suelo entregar, también, a un par de personas para que los lean, y me den su opinión. Esto mismo es lo que deberíais hacer para que todo quede bien ordenado.

Bien, estos han sido mis consejos para que podáis crear unas historias dignas de ganar cualquier concurso. Espero que os hayan servido para mejorar vuestro nivel de escritura, y que las utilicéis para seguir creando esas fábulas tan impresionantes, a las que con gusto me entrego siempre que puedo.

Se despide hasta la siguiente entrada.

La bibliotecaria de Dunwich

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